miércoles, 3 de noviembre de 2010

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Cada segundo que pasaba me llenaba de una sensación de éxtasis extrema, sentía que mi sangre me hervía y el sudor invadió mi cuerpo. En mi cabeza solo rondaba el pensamiento de salir de allí. Yo jamás tuve problemas de claustrofobia, ¿Qué me estaba pasando? Volví a mirar detenidamente los lienzos uno por uno, ¿Acabaría yo como su protagonista? “¡No!” Pensé y me arroje casi involuntariamente contra el lienzo que estaba mirando.

-¡Ay!- grite sin pudor, cuando surgió de la palma de mi mano una hebra de sangre. Me había cortado tocando el lienzo por la pintura, el corte era profundo.

-¿Cómo es posible que yo sangre…- algo llamo mi atención en el momento que pronunciaba la pregunta, “¡era mi sangre!”. La sangre que salía de mi cuerpo no caía al suelo, sino que se dirigía hacia la lámpara del techo. Mientras más sangre obtenía, mas se tornaba de rojo el cristal, entonces corrí hacia el lienzo del hombre que sonreía entre las delicadas manos e apoye mis manos en el. El corte que sufrí fue seguido de un gran dolor.

-¡Jajaja! Como esto siga así moriré desangrado- dije como un chiste – No tengo ni idea de lo que hago, pero estoy seguro de que funcionara- Y fue entonces casi como escuchando mis palabras cuando cayó el cristal rojo al centro de la habitación, rápidamente salté para evitar hacerme daño.

Sin embargo, donde debería haber una lámpara destrozada por la caída, había una abertura en el centro de la habitación. En esta salida había escrito dos frases en un marco circunferencial, separando cada una de las frases un ovillo de hilo de lana de color dorado. “Mors ultima línea rerum est”en la parte superior y justo en la parte inferior ponía “Militia est vita hominis terram”, no entendí estas palabras, pero suponía que mientras mas cerca estuviera de mi objetivo mas difícil sería.

Lo primero que hice fue revisar mis manos, las heridas eran muy profundas, así que cortando unos jirones, me hice una venda improvisada para hacer presión en la herida.

Una vez recupere un poco el aliento me dispuse a revisar bien la abertura sangrienta que acababa de abrir. Era como una especie de tubo cóncavo y en su interior solo se veía oscuridad.

-¡Que remedio! – dije autocompadeciendome – ¡A bajar se a dicho!- y me deslice cuidadosamente apoyando el pie izquierdo primero. De pronto resbalé. Estaba cayendo a una velocidad vertiginosa atravesando una oscuridad impenetrable, salvo por los pequeños haz de luces, que aparecían de vez en cuando.

Pronto todo termino y sentí una sacudida en mi estomago que me indicaba que estaba cayendo. Aterricé en agua o eso creía yo, hasta que sin querer trague un poco, “¡Sangre!”.

Saque mi cabeza fuera para poder respirar.

- ¡Es que no tienen imaginación por aquí! Parece que utilizan la sangre para todo, encima no veo nada - ¡puff! Suspiré buscando algún lugar que ver, pero la oscuridad era inescrutable.

- ¡Aparece de una vez luz de mierda! –grité, y para mi sorpresa se hizo la luz, la estancia se ilumino. Aun con la sorpresa encima dije:- ¡Así me gusta!- y sonreí.

Empecé a mirar a mi alrededor, era una estancia parecida a la anterior, pero esta era mucho más grande y la luz provenía de todas las paredes que brillaban de un color plateado. Seguí mirando y contemple que una parte estaba a flote, en ella había una especie de cuadrado tallado en mármol, en el cual se vislumbraba un león en su cúspide. A lo pronto me traslade allí que era mejor que estar nadando en un lago de sangre.


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